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Blog: El IMPACTO DEL COVID-19 EN LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Por Yezirah Vazquez Morales

Coordinadora y educadora en un Servicio de Información y Atención a Mujeres

Voluntaria en FIADYS

 

La gestión de la crisis del coronavirus, con su consecuente confinamiento, ha intentado evitar el colapso sanitario y disminuir la escalada de contagios que se produjeron inicialmente. Ahora bien, en esta toma de decisiones no se ha tenido en cuenta el riesgo que este confinamiento ha supuesto para las mujeres que están viviendo una situación de violencia de género.

Las mujeres en esta situación, así como sus hijos e hijas, han visto enormemente agravada su situación durante el estado de alarma. Han pasado a convivir con su agresor 24 horas al día, han visto como sus redes sociales y familiares de apoyo desaparecían de un día para otro, se ha reducido drásticamente el acceso a recursos de atención especializada, entre ellos, las denuncias por haber sufrido una victimización.

Según datos de la Plataforma Unitaria Contra las Violencias Machistas de Cataluña, entre el periodo del 16 de marzo al 15 de abril, el número de llamadas a la línea de atención a mujeres en situación de violencia creció un 60% respecto al mismo periodo del año anterior. Por lo que respecta a datos a nivel estatal, el número de llamadas al 061 en este mismo periodo aumentó, respecto al año pasado, en un 30,7%.

Por el contrario, las denuncias han disminuido en un 50% respecto al año pasado, por lo que cabe suponer que la dificultad de acceso a la denuncia ha sido la responsable de haber encubierto un número importante de casos.

Durante esta crisis, hemos podido ver como muchas noticias hablaban del descenso de las denuncias por violencia de género. Este tipo de información puede llevar a confusión, si asociamos el volumen de denuncias con un claro reflejo de la realidad. Que las denuncias hayan descendido no significa que los casos de violencia se hayan reducido también. De hecho, este descenso puede responder a diversas circunstancias:

          – El confinamiento ha sometido a las mujeres víctimas de violencia de género a un control las 24 horas del día por parte de su agresor, impidiendo que estas pudieran denunciar.

          – El confinamiento y la incertidumbre de la situación vivida han aumentado, dificultando la toma de decisiones por parte de las mujeres. Si en una situación “normal” ya es difícil tomar una decisión relacionada con la denuncia a una pareja, nos podemos imaginar lo complicado que llega a ser en una situación de confinamiento y estado de alarma.

        – En este periodo, la denuncia por violencia de género no permitía alejarse del agresor, ni acudir a una red asistencial ni familiar, la víctima debía seguir conviviendo con su agresor obligatoriamente.

En estos momentos, hay que prestar especial atención a una de las consecuencias de la violencia de género más invisibilizada: la violencia económica. La crisis económica que se está generando como consecuencia del COVID-19, va a aumentar considerablemente este tipo de violencia, tanto intrafamiliar como institucional. Las mujeres, una vez más, van a ser las más afectadas a nivel económico por esta crisis. En este sentido, las familias monoparentales, las mujeres inmigrantes que trabajan en los cuidados en la economía sumergida (a las que se les suma la situación administrativa irregular), las trabajadoras del sexo… van a ser las principales afectadas. Muchas de estas mujeres han visto como sus ingresos han desaparecido de un día para otro. Las reducciones de jornada e incluso la renuncia laboral será la única opción para muchas de ellas, lo que les conducirá inevitablemente a una situación de pobreza. En este sentido, es indispensable y necesario que las instituciones puedan dar una respuesta a estas mujeres.

Con lo que respecta a la violencia económica intrafamiliar, muchas mujeres van a tener que depender de sus maridos para su subsistencia, teniendo en cuenta que las tareas de cuidados van a recaer sobre ellas y como se ha mencionado con anterioridad, muchas tendrán que renunciar a su trabajo remunerado para poder ocuparse del no remunerado. Esta dependencia económica puede agravar aun más su situación y hacer más complicada la toma de decisiones autónoma respecto a la denuncia o separación de su agresor.

El gobierno debería tomar muy en cuenta, en estos momentos, la atención a las mujeres y crear una respuesta socio-económica adecuada a las situaciones que pueden padecer las mujeres como consecuencia de esta pandemia, tanto para las que son víctimas de violencia de género como para aquellas que estarán en situación de vulnerabilidad y dependencia económica.

Palabras clave:

COVID-19, Violencia de género