Blog: IMPACTO DE LA CRISIS DEL COVID-19: cambios en las estrategias del crimen organizado

 

 

 

 

Por la Dra. Andrea Giménez-Salinas Framis

Profesora de la Universidad Pontificia Comillas

Presidenta de FIADYS

 

Es pronto para hacer una rigurosa evaluación del impacto de las crisis que el COVID-19 está produciendo a nivel mundial pero sí podemos vislumbrar algunas amenazas por los datos que han sido publicados por algunos informes y otras noticias que estamos viendo últimamente.

Cualquier crisis produce cambios fundamentales que limitan las actividades tradicionales y permiten otras oportunidades que surgen a la luz de las nuevas realidades. En el caso de la pandemia ocasionada por el COVID-19, la mayoría de las actividades económicas y sociales, salvo las esenciales, se han visto reducidas drásticamente. Como en el mundo empresarial legal, las organizaciones criminales también se están viendo afectadas por las circunstancias actuales de pandemia global. Seguramente el primer impacto que se haya producido en las actividades ilícitas haya sido su reducción drástica al igual que ha ocurrido con las actividades económicas del resto de la población. Como consecuencia de las medidas de confinamiento, de reducción de la distancia social, de movimiento y circulación de personas y la cancelación de la mayoría de las actividades económicas presenciales, se han reducido de forma drástica las acciones ilícitas. La violencia en las calles, el tráfico ilícito de personas, la producción y venta de productos ilegales como las drogas, armas, etc. Sin embargo, las organizaciones criminales deben seguir sobreviviendo, deben seguir siendo productivas y acumular beneficios de las acciones ilegales. Para ello, resultará esencial sacar provecho de la situación actual y generar nuevas oportunidades de lucro ilegal.

Desde el punto de vista preventivo, es importante poder anticipar cuáles son las nuevas oportunidades que va a explotar el crimen organizado, en qué ámbitos se están moviendo preferentemente y cuáles son las víctimas más afectadas. Aunque todavía es pronto para evaluar las consecuencias de modo riguroso, podemos avanzar posibles desarrollos que permiten atisbar vulnerabilidades para los actuales recursos represivos. Veamos cuáles son los más previsibles.

 

Reducción de la oferta de productos ilegales con alta demanda

 

La vulnerabilidad más previsible por la propia dinámica y génesis de las actividades propias del crimen organizado, se puede encontrar en el desequilibrio actual entre la oferta disponible y la gran demanda de productos de primera necesidad. Las restricciones en la actividad económica de muchos sectores y la reducción de la disponibilidad de muchos productos, ofrece una ventana de oportunidades a las organizaciones criminales para ofrecerlos de modo irregular.  Esto puede ocurrir con la mayoría de productos que tienen una alta demanda en momentos de confinamiento como la alimentación, productos informáticos, deportivos, etc. La facilidad de venta online y el transporte a domicilio, así como la dificultad de su control, ofrecen oportunidades fácilmente explotables por las organizaciones criminales y difícilmente rastreables por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

Si esto es así para los productos demandados por la población, se incrementa su probabilidad cuando de forma puntual la demanda de ciertos productos aumenta exponencialmente y su oferta local es prácticamente inexistente. Esto es lo que ha pasado con los productos sanitarios más demandados en esta crisis como las mascarillas, los equipos de protección, los respiradores, los tests de detección y los productos farmacéuticos más utilizados para los tratamientos del virus. Este gran desabastecimiento constituye un gran factor de riesgo para la infiltración en el sector de organizaciones criminales que pueden facilitar dichos productos de forma irregular o ilegal, incluso manipulando precios y ofertándolos abusivamente en el mercado. Entre el 3 y 10 de marzo de 2020, Interpol desarrolló una operación en 90 países donde se interceptaron 34.000 productos no autorizados y traficados para uso sanitario (test de auto-diagnóstico, mascarillas y controles de glucosa). Las autoridades policiales identificaron más de 2.500 links con productos relacionados con el COVID-19, se desmantelaron 37 organizaciones criminales y se produjeron 121 detenciones (Europol, 2020).

En países donde existe actualmente una importante infiltración de las organizaciones criminales en la economía, el riesgo de incrementar su penetración en el sistema sanitario es considerable, bien a través del personal contratado en los hospitales o de contratos públicos irregulares. Por ejemplo, en Italia, el sistema sanitario está infiltrado por los grupos mafiosos en ciertas actividades subcontratadas. En una investigación en 2018, se demostró que el servicio de ambulancias controlado por ‘Ndrangheta era ampliamente irregular, no solo por la reglamentación que infringía, sino por el servicio que ofrecía (falta de equipamiento, equipos defectuosos, etc. (GIATOC, 2020). Existe un grave riesgo de aumentar la infiltración existente en momentos de absoluta necesidad, carencia de recursos y falta de tiempo para establecer procedimientos rigurosos de contratación.

 

Reducción en los tráficos ilícitos

 

Todos los productos traficados de forma ilícita por las organizaciones criminales van a sufrir una reducción tanto en su flujo internacional como en su desarrollo local por las actuales restricciones de movimiento y confinamiento global. Sin embargo, hay productos mas imprescindibles que otros. No es lo mismo prescindir de la compra de un vehículo robado o reducir nuestro consumo de prostitución ilegal, que del consumo habitual de drogas cuando tenemos ya una adicción. Muchos consumidores habituales siguen necesitando el suministro regular de dichas drogas, cuyo acceso ahora es mucho más difícil por los canales habituales (locales de ocio, intermediarios, etc.). Las organizaciones criminales deberán buscar formas alternativas de suministro local cuya dificultad será repercutida directamente a los consumidores en forma de aumento del precio o disminución de su calidad. Ya en la actualidad se han mostrado indicios de que la heroína está aumentado considerablemente de precio por la falta de disponibilidad y la dificultad de suministro (GIATOC, 2020).

A largo plazo, los efectos de la pandemia van a ser de mucho mayor calado si contemplamos las restricciones a nivel global. El cierre de fronteras en los países de origen de la cocaína o heroína, las restricciones de transporte internacional y la reducción de la demanda de los consumidores producirán importantes distorsiones en el mercado global que pueden traducirse en las siguientes consecuencias: falta de abastecimiento, emergencia de nuevos productos y actores, desglobalización de la producción, aumento de precio de los productos por la dificultad de acceso y posible necesidad de corrupción, competencia entre organizaciones debido a la reducción de la demanda, aumento de la producción local y mayor poder de los productores locales, etc.

 

Aumento exponencial de la actividad online

 

Toda la población ha pasado a realizar todas sus actividades cotidianas y profesionales a través de la red. La docencia, la actividad profesional, las reuniones y las transacciones comerciales y económicas se han trasladado súbitamente al entorno virtual, consiguiendo así mantener el ritmo económico y social del país. Este cambio tan drástico es una excelente oportunidad para organizaciones criminales cuyo entorno habitual de actuación es internet. Al alcance de ellos se encuentra un número infinito de víctimas cuyos datos, cuentas bancarias e información personal está disponible para quien tenga los conocimientos técnicos para usurparlos y utilizarlos. Ello puede implicar un mayor número de fraudes utilizando los datos personales o haciéndose pasar por organismos públicos. Por ejemplo, en Reino Unido algunos cibernautas se han hecho pasar por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para robar donaciones en criptomonedas para la lucha contra la pandemia COVID-19. También proliferan los robos de información para luego explotarla criminalmente. La infinidad de contactos diarios que realizamos con amigos o en el entorno laboral va dejando un rastro de información que constituye un arma extraordinaria para quien quiera venderla o usarla de forma ilegal.

 

Reorientación de los recursos represivos y brechas de oportunidad

 

Finalmente, esta crisis ha reordenado las prioridades de nuestro Gobierno y orientado todos los recursos represivos y defensivos a luchar contra la pandemia, robustecer nuestro sistema sanitario y proveer de recursos a los miles de infectados por el COVID-19. Esto era absolutamente necesario pero nuestros recursos siguen siendo limitados y si cubrimos unas necesidades, dejamos otras al descubierto. Esto constituye una brecha de oportunidad para todos estos grupos criminales cuya acción puede pasar ahora más desapercibida que nunca. Debemos ser conscientes de que la rapidez con la que estas organizaciones reorientan sus actividades es muy superior a nuestra capacidad de recuperación de la pandemia. Sin duda, esta crisis sanitaria cambiará a largo plazo muchas de las dinámicas a las que estábamos acostumbrados en el funcionamiento del crimen organizado transnacional, debemos estar especialmente alertas para que todo nuestro esfuerzo realizado en los últimos años de lucha contra este fenómeno no disminuya como consecuencia de esta crisis.

 

Referencias bibliográficas:

 

Global Initiative Against Transnational Organized Crime (GIATOC) (2020). Crime and Contagion. The impact of a Pandemic in organized crime.

 

Europol (2020). Pandemic profiteering: how criminals exploit the COVID-19 crisis.

Palabras clave:

COVID-19, Crimen organizado